“el profesorado esta para dar conocimientos y no para educar. Los hijos de educan en casa.”
(Opinión leída en la red)
Bien, puede que hace un tiempo esto fuera así pero, a día de hoy, difiero bastante. Y no es que sea contraria a que se deban educar fuera (yo misma elegí quedarme en casa con y para ellos a que me los cuidaran abuel@s y canguros), pero bien es cierto que en la sociedad que nos movemos, poco a poco ha hecho de la educación de los niños un trabajo que debería a ser en conjunto entre padres y centros lectivos. El porqué, depende de muchos factores. Padres que deben dejar a sus hijos en las guarderías a los tres meses de nacer y en las que están desde las 8hAM hasta las 18hPM (incluso después dependen de canguros) y pasando después a los centros de primaria siguiendo más o menos los mismos horarios. La sociedad condiciona en muchas (que no en todas) las situaciones en que se debe dejar a los menores fuera “del alcance” de los padres y que hace que sean “otr@s” los que deban educarles. Lo ideal es compatibilizar los horarios de trabajo con los de los centros lectivos pero, por desgracia eso es prácticamente imposible y a todo no se llega.
Supongo que de estas condiciones vienen las frases consabidas en cada reunión de principio de curso en las que además de las repetitivas palabras dichas una y otra vez, año tras año, están por encima (o así me lo parece a mí): “ Sobre todo hay que mantener un diálogo fluido entre el profesorado y los padres, para una mejor comprensión, educación y vigilancia del alumno. Ante cualquier cosa, debemos ponernos en contacto unos con otros.”
Ante esto, francamente me entran cuanto menos, ganas de vomitar. Evidentemente no voy a generalizar ni por parte del claustro ni por parte de los padres pero lo cierto es que esa comunicación fluida que debe haber entre unos y otros es una pura y llana mentira que no lleva más que a que a los padres/madres que nos involucramos, nos etiqueten de “pesad@s”.
Aquí, la educación se rige por objetivos y estos son, acabar los libros SI o SI. El alumno que puede seguir el ritmo: genial y el que no: problemas. Y aquí empiezan las etiquetas tan famosas que se ponen a los alumnos de una manera gratuita en su mayoría y que según el profesorado son los mismos compañeros los que se las ponen a algún/nos alumnos… MENTIRA. Las etiquetas empiezan por el profesorado…
