Se levanto y acercándose a la
ventana mientras encendía un cigarrillo, su mente ya volaba a dos días atrás.
Aquella mañana, se levantó y vio
que el ya estaba despierto. La sensación seguía siendo la misma que ya
patrullaba por su cabeza desde hacia días. No era eso lo que necesitaba. Lo sabía
y no podía engañarse. No solo necesitaba unos brazos que abrazaran su cuerpo.
Eso no era suficiente. Donde quedaba el sentir que sus palabras eran oídas, que
sus preocupaciones eran compartidas…
Con cierta desgana cogió el móvil
y reviso sus mensajes. Para su sorpresa, vio que algo nuevo e imprevisto había
en uno de los mensajes.Con desparpajo no dudo en
responder a un mensaje y eso le dio aliciente para que los nubarrones se
alejaran al menos por unos momentos de su cerebro. Se saludaron y ambos
guardaron sus números en las agendas. Habían tomado contacto. Enseguida se dio
cuenta de que retrocedía en el tiempo y que nada parecía haber cambiado. Insistió
en que fuera a verle, en que se viesen. Era tarde, prácticamente la hora de
comer. Se moría de ganas pero no se atrevía. Insistió y finalmente pudo más el
impulso y la acuciante necesidad de salir de allí que cedió. En una hora estaba
camino del encuentro. Tan solo era eso, un reencuentro pero que, le había hecho
salir de la ensombrecida situación en que se encontraba. Necesitaba aire fresco
y después de tomar la decisión ya no dudo.
Las carretera que años atrás era
un peligro coger cuando llovía, era ahora una buena carretera asfaltada, aunque
eso no era un condicionante para sus retorcidas curvas. La conocía bien. Habían
sido muchos años yendo por ella hasta llegar al destino. Seguía conociendo cada
recodo de la carretera.
Jope!! habían quitado el árbol.
Eso la enfado. Que mal hacia?
Conforme ascendía, notaba como volvía
atrás en el tiempo, el estomago empezaba a encogérsele y la melancolía se iba
adueñando de su mente como cada vez que ya en edad adulta, ascendía con el
coche para llegar.
Como explicar la marabunta de
emociones y sensaciones… Como explicar ese vinculo tan estrecho que la unía a
aquel sitio como si fuera un cordón umbilical que no había sido cortado…
Conducía
despacio, mirando como miran las personas que no conocen el camino y lo miraba
todo, arboles, casas; todo reconocible, imposible perderse. Llego y quiso dejar
el coche encarado hacia abajo. No quería salir de noche y tener que maniobrar.
Al salir de él, dejo que el aire frio se sumergiera por todos los poros de su
cuerpo. Vio la familiar estampa de aquellas dos casas de siempre y tomo la
entrada de la que sabía, había quien la esperaba. Antes de llamar a la puerta,
volvió a dejarse invadir por el aire y llenarse los ojos de aquella vista de
siempre.
Al abrirse la puerta, por una
milésima de segundo quedo atrapada en el tiempo.
Allí estaban, frente a frente.