Muchas veces, sin darnos cuenta levantamos muros. Muros para proteger o protegernos. Los alzamos de forma consciente o inconsciente. Es en este segundo caso cuando, otra persona lo nota, lo percibe y siente que es un "hasta ahí". El problema radica en el que los levanta. De eso, no me cabe duda alguna.
A veces el inconsciente nos traiciona haciendo que de una u otra forma, levantemos esos muros que habitan en nuestro cerebro como una célula durmiente que de pronto late y se hace visible. De pronto se dice, se cuenta, se escribe algo que; más que una información es una constatación. Es un aviso. Es un punto de control. El porqué de esta acción lo sabe cada quien... (siempre y cuando no se mienta a sí mismo).
Muchas veces vemos e incluso llegamos a decir a otras personas cuan altos tienen sus muros. pero, no siempre nos damos cuenta de cuando los levantamos nosotros mismos.
Nunca he ocultado (aunque tampoco propago) que tengo mis muros, que me protejo o, cuanto menos lo intento. Sé de muros de diferentes alturas y soy consciente de ellos pues al fin y al cabo, forman parte de mi. Y, seguramente por eso me jopetea bastante que cuando reconozco un muro en otras personas, lo justifiquen con un : : "no quería decir eso", "no he sabido explicarme", "me has entendido mal"...
No me parece mal que cada quien ponga, tenga sus propios muros(quien no tiene miedo, quien no tiene algún peldaño por subir... Quien no tiene un porqué) pero, siempre y cuando sean lógicos. Lo que sí me parece mal es que hayan muros que se suban cuando no hay motivo, cuando no hay un porqué.
Es fácil ver los muros de los demás, lo difícil es verlos en uno mismo. Pero si se enfrentan, si no se esconden a uno mismo, cuanto menos, la comunicación para con los demás, será siempre más sincera. Creo que los muros serian menos si valoráramos las herramientas de que disponemos para derribarlos: empatía, comunicación, escucha activa, asertividad, integridad...
"Al finalizar el día, hay cosas de las que no puedes evitar hablar. Cosas que no queremos oir, y cosas que decimos porque no podemos callárnoslas más. Hay cosas que son más de lo que decimos, son lo que hacemos. Cosas que decimos porque no nos queda otra. Cosas que nos guardamos para nosotros mismos. Y, no siempre, pero de vez en cuando, cosas que simplemente hablan por si mismas."
A.De G.