martes, 23 de septiembre de 2014

Y entonces...








Se pregunta, cuantas veces ocurren cosas como las que está viviendo. Seguro que serán muchas. La cuestión es que a ella es la primera vez que le pasa y eso la confunde.
Sensata, centrada, coherente e intentando "elegir" bien a quien se muestra y a quien no; y de repente todo se complica.



Acudió con el nerviosismo normal de reencontrar a aquella persona que años atrás fue un episodio muy importante en su vida.  

Había llegado pronto y se dio una vuelta. Aprovecharía para despejar ese pequeño nerviosismo y al mismo tiempo reafirmarse en la alegría del encuentro. Todo controlado. 10:30h, debía ponerse en camino y mientras acudía a la cita logró disociarse de todo. Era prioritario mantener la calma. Era un café.

Le vio a lo lejos, esperándola y la sonrisa ya afloraba en sus labios. Un beso, un abrazo… El estallido, ese que se lleva por dentro cuando algo bueno pasa dejó que se sentaran en la mesa y pidieran sus respectivas bebidas. Ya sentados frente a frente, supo que le costaría mantener la compostura. Esos ojos mirándola fijamente, apenas parpadeando hacían que se sintiera cohibida y es que esa falta de autoestima se le acentúa en cuanto se siente observada. Después de unos minutos logró el suficiente control para hablar de la forma más natural que pudo. (Y que remedio, el apenas lo hacía, simplemente la observaba. Una hora después se despedían y ella no recordaba ni una palabra, tan solo que habían estado allí, cara a cara después de mucho tiempo).

Mientras recorría el trayecto hacia su nuevo destino, su cabeza ya empezaba a pensar. Malo. No había sido como esperaba. Había sido algo más. Lo dejó pasar, ya pensaría mas tarde.


Fue cuando su cabeza se impuso y no le quedó más remedio que pensar en ello. algo pasaba. Su cuerpo, su mente, no reaccionaban como debieran. Empezó a notar que en su cuerpo los nervios afluían,  se tensaba , que el estomago se le encogía y eso en ella no era nada normal. La emociones estaban disparadas y correteaban por su cuerpo a su antojo. Ahora, nervios, ahora estomago, ahora… Qué diantres estaba pasando…


Esa noche durmió más mal que bien, pero pensó que al día siguiente todo volvería a estar en su línea. Es más ingenua de lo que se cree

--Seré yo- pensaba

Se equivocaba, también él se empezó a sentir así y así se lo hizo saber.  A partir de ahí, lejos de ir bajando esas sensaciones, fueron subiendo haciendo que aquello se convirtiera en parte de su día a día desde entonces.

Hubo otro café. "Genial!!" pensó. Seguramente ese segundo café haría que la realidad se impusiera y volviera ese control a su cuerpo.  Una vez más se equivocaba. Habían estado hablando durante toda la semana y no fue más que mantener el vinculo y alimentarlo.

Si el primero fue estupendo, ese segundo fue superior. Oírle hablar con tanta propiedad, tan seguro casi le hizo olvidar que tenían limites.
Entró en su coche y tuvo que esperar unos minutos para apaciguarse y arrancar. A partir de ahí ya es un sin sentido o no queremos dárselo. Limites, condicionantes pero ese querer estar ahí… 

… Y que corra el agua. Pero eso no es fácil...

 y entonces... Despertó... 

Y despertó sabiendo que los sueños son algo intangible, que no son más que una trampa de nuestra imaginación que, a veces se empeña en jugar con nosotros. Todo había sido un sueño, tan solo eso. Abrió los ojos lentamente y segundo a segundo fue tomando conciencia. Se levantó, había que ponerse en marcha, un nuevo día la esperaba.

...Pero sabe, que de los sueños, también se aprende...