jueves, 15 de diciembre de 2011

La caja







A veces, hace falta muy poco para que te des cuenta de las cosas que todavía tenemos pendientes. Cosas que pueden ser de mayor o menor relevancia, pero que están ahí. 
Es como cuando cogemos esa caja que tenemos todos, allí, encima del armario, atrás de todo. Esa caja contiene detalles de un camino ya recorrido y que alguna vez y muy de vez en cuando, abrimos; Cuando lo hacemos, miramos en su interior y vemos cosas que nos trasladan por un momento a ese tiempo, a ese momento en que esas cosas dieron lugar. 

Es sorprendente que aún sabiendo lo que contiene, cada vez que la abrimos y miramos, siempre reparamos en algo diferente. Por lo que sea, cogemos algo que siempre está ahí pero por alguna razón, en ese momento nos llama la atención. Es curioso pensar que estando siempre ahí las mismas cosas, cada vez que la abrimos, reparamos en algo diferente. Supongo que tendrán que ver las emociones de ese día.

A veces, abrir esa caja y dependiendo de la cosa en la que repares, motiva una sensación diferente a la que tenías cuando la abriste. Puede ocurrir que al coger la cosa, te traslade al episodio en que fue y al cogerlo, al tenerlo en tus manos, te resulta nostálgico, pero también es verdad que eso, puede en ocasiones, derivarte hacia otros episodios que a lo mejor no son o fueron tan buenos… Para bien o para mal, no podemos ocultarnos lo que fuimos. Lo que hicimos, lo que pasó (bueno o malo)…


“Si no somos corresponsables del pasado, tampoco tendremos derecho a reclamarnos legítimos propietarios del futuro.”
Fernando Sabater.