lunes, 18 de abril de 2011

Comportamientos V.E. (1)



Inmaduros, infantiles, seductores y embaucadores... Están en la calle y forman parte de tu entorno; pero debes tener mucho cuidado porque te van robando la energía hasta dejarte vacío. 

Como nos explica el psicólogo y consultor empresarial Albert J. Bernstein en su libro Vampiros emocionales (Edaf): “Los vampiros emocionales están ahí afuera, disfrazados como gente normal hasta que sus necesidades internas lo convierten en depredadores. No buscan tu sangre, sino tu energía emocional”.
Estos “vampiros”, añade el doctor, no sólo tienen la habilidad de exasperarte, sino de hipnotizarte y de obnubilarte con promesas falsas hasta enredarte en sus hechizos. Pero, ¿quiénes son? Es tu vecino cálido y cordial de cara a la gente, pero que por detrás propaga rumores; es tu jefe que da discursos sobre la formación y el pensamiento positivo, pero que después amenaza con despedir a sus empleados por errores insignificantes; es tu pariente, que es el más inteligente, pero que es incapaz de mantener un trabajo, o es tu propia pareja, cariñosa un día, y al siguiente fría y distante. Como nos explica este psicólogo, los vampiros emocionales ven el mundo de forma diferente a la generalidad. Sus percepciones están distorsionadas por sus anhelos de objetivos inmaduros e inalcanzables. Necesitan la atención completa y exclusiva de todo el mundo. Esperan un amor perfecto que da, pero que no exige nada a cambio. Desean vidas llenas de excitación, y tener a alguien que se ocupe de todo lo que sea difícil o aburrido. Su aspecto exterior les hace parecer adultos, pero por dentro siguen siendo un niño que no crece.  

El error más peligroso que puedes cometer es pensar que estos “vampiros” son personas corrientes. Ellos se rigen por otras reglas sociales completamente diferentes a las que tú has seguido desde la infancia de manera automática. Es importante que las conozcas para que no te engañen. Sus reglas son las siguientes: los demás están para satisfacer sus necesidades; su idea de justicia es obtener lo que quieren cuando lo quieren; en las relaciones interpersonales “los vampiros” reciben, pero nunca dan; ellos nunca cometen errores, nunca se equivocan y sus motivos son siempre puros, nunca es culpa de ellos, por tanto nunca asumen la responsabilidad de su propia conducta y cuando no se salen con la suya son capaces de hacerle la vida imposible a las personas que le han negado algo. Pero, aunque lo parezca, nos explica Bernstein, no son intrínsecamente malos, sino que su inmadurez les permite actuar sin pensar en si sus actos son buenos o malos. Por eso, entender la inmadurez de estos vampiros es el arma definitiva. “Las estrategias más exitosas para tratar con los vampiros son precisamente las mismas que emplearías con tus hijos: establecer límites, estar preparado para las contingencias, ser consistente, mantener los discursos al mínimo, recompensar la buena conducta y soslayar la mala y, de vez en cuando, castigarlos”. 

Ejemplos de estos “vampiros” se encuentran en la clasificación que el doctor Bernstein hace en su libro Vampiros emocionales. Comenzamos por los vampiros antisociales, que se les llama así porque son ajenos a las reglas sociales, son adictos a la excitación. Lo único que buscan en la vida es pasárselo bien y una gratificación inmediata de todos sus deseos. “De todos los vampiros, los antisociales son los más sexys y divertidos. La gente los acepta con facilidad y rapidez, y en seguida se queda cautivada por ellos. Además de esa diversión momentánea, poco tienen que dar, aparte de que no son fiables”, explica este psicólogo. Por este motivo, la mejor manera de protegerte es reconocerlos antes de que pongan en marcha todo su encanto. Una pista que te puede ayudar es saber lo que han hecho anteriormente, en el pasado, es el mejor indicador de lo que harán en un futuro.
En cambio, los vampiros histriónicos viven para conseguir atención y aprobación. Estar bien es su mejor especialidad. Éstos tienen lo que hace falta para que los contratéis o los dejéis entrar en vuestra vida sin reparos, pero hay que tener mucho cuidado, porque histriónico significa teatral; es decir, que todo lo que veis es un mero espectáculo y no es lo que recibiréis de ellos. Ellos piensan que jamás hacen algo inaceptable, como cometer errores o tener malos pensamientos sobre alguien. Sólo son personas agradables que quieren ayudar, y si les cuestionáis eso, es probable que sufráis. Como argumenta el doctor Bernstein, la mejor manera de protegerse es: “Conocerlos mejor que lo que ellos mismos se conocen”.
También existen los vampiros narcisistas, que son aquéllos que se ven como las personas más inteligentes y con más talento. Éstos se caracterizan porque no piensan nunca en los demás. Te harán sentir una persona especial cuando necesiten algo de ti, pero cuando lo consigan no se acordarán ni de tu nombre. “Para tratarlos con eficacia, debéis estar bien seguros de lo que queréis de ellos y haced que paguen siempre antes de obtener lo que quieren de vosotros”. No debemos olvidar que también están aquellos que se afanan en la perfección e intentan controlarlo todo, conocidos como vampiros obsesivos-compulsivos. Y, por último, encontramos a los vampiros paranoicos, cuyo objetivo es conocer la verdad y desterrar la ambigüedad de sus vidas. En su mente nada es accidental o al azar; todo significa algo y todo se relaciona con los demás. Estos vampiros ven cosas que los demás no pueden ver. Lo que no se dan cuenta es que su recelo evita que se le diga toda la verdad y sus dudas constantes espantan a la gente que promete estar a su lado. 

Como concluye el psicólogo Bernstein: “Las cruces y los ajos no te salvan de los vampiros emocionales, tu mejor defensa es el conocimiento, la madurez y el buen juicio”. 

Albert J. Bernstein en su libro Vampiros emocionales